Se trata de la muralla de finestres, está pegada a un pueblo abandonado que le da parte del nombre, Finestres.
Ya el pueblo tiene un encanto y esa magia que te atrae, te absorbe y te hace imaginar las vidas de los que allí habitaron.
Pero una vez allí, cuando subes a la ermita de San Marcos, puedes contemplar la "muralla china de finestres" como muchos le llaman.
Es un espectáculo sin igual.
En lo alto de la muralla se puede ver la ermita de San Vicente.
¿Como resistirse a ir hasta ella?
IMPOSIBLE!!
Una vez llegas a lo alto de la ermita de San Vicente puedes ver todo el pantano presidido por las ruinas de dicha ermita.
Simplemente genial!
Lástima que el día en que decidimos ir era un día apagado, triste... El cielo gris y poca luz...pero...así ya tenemos excusa para volver. :)
